
Aureum, invita a contemplar un horizonte de posibilidades que solo existe en el encuentro entre lo aprendido y lo que aún está por descubrir. Esta obra surge del reto de fusionar dos mundos distintos: la densidad y textura del acrílico con la suavidad y transparencia de la acuarela. Cada pincelada de acrílico establece un fundamento sólido, un terreno donde el color adquiere cuerpo y presencia. Sobre él, el velo de la acuarela se posa con suma delicadeza, como un suspiro. Aporta una luminosidad etérea, un velo que acaricia la superficie sin alterar su estructura. El dorado, no solo como color, sino como sensación, representa la calidez y la promesa de lo desconocido. La obra es un testimonio de aprendizaje, de curiosidad y de exploración técnica, donde la fusión de acrílico y acuarela da lugar a una nueva aventura.